Hemos pasado de la oficina tradicional al coworking en apenas una década. Hace tan sólo unos años, el concepto de “coworking” era un anglicismo que solo conocían algunos pioneros; sin embargo, hoy se ha convertido en una alternativa al alcance de la mano de todas las empresas que apuestan por los modelos de trabajo actuales. En palabras de Óscar García, CEO de First workplaces: “Los nuevos espacios de trabajo flexible han llegado para quedarse”.
Nuevo contexto, nuevas necesidades: versatilidad en el espacio de trabajo
El concepto de espacios de trabajo compartidos surgió en San Francisco en 2005 debido a una serie de fuertes cambios en la economía y el contexto empresarial. El crecimiento de las empresas tecnológicas, las startups, los negocios digitales… crearon un nuevo entorno de trabajo en el que pequeños equipos de personas eran capaces de competir con grandes empresas. Estas, de forma natural, empezaron a agruparse para ser más competitivas y apoyarse las unas a las otras. El coworking es la evolución del trabajo colaborativo y responde a una necesidad que no estaba cubierta hasta ahora.
Tal y como explica Óscar García, CEO de First workplaces, en la revista RRHH Digital, “hoy en día las empresas demandan situar a sus profesionales en el centro y ofrecerles la flexibilidad y los recursos necesarios para que desempeñen su función de manera eficiente. La interacción entre profesionales, la comunicación y la creatividad colaborativa se han abierto camino poniendo en serios aprietos a las oficinas tradicionales, cuyo planteamiento no ha sabido adaptarse a esta nueva era a la que sí dan respuesta los espacios flexibles o workspaces”.
Del mismo modo, la creciente globalización está exigiendo mayor flexibilidad a las empresas: pueden necesitar un espacio de trabajo durante unas semanas en un lugar concreto para un proyecto puntual, o bien requerir unas oficinas para unos meses mientras abren una sucursal en ese país. La versatilidad en el espacio de trabajo es fundamental y esto se traslada, lógicamente, a los espacios que han de ser modulables y flexibles.
La nueva forma de entender el trabajo
Los nuevos espacios de trabajo también derivan de una nueva forma de entender la vida laboral por parte de los empleados, quienes cada vez exigen más libertad a la hora de desarrollar una actividad, ya sea por las necesidades concretas del proyecto o por cuestiones personales de conciliación. Pasar de la oficina tradicional al coworking permite adaptar el espacio a las necesidades puntuales de la empresa y los propios empleados.
Además de esto, compartir techo con otras empresas es una buena forma de mantenerse al día y ser competitivos en un mercado que cambia constantemente. La inspiración, el talento y la creatividad se multiplican cuando se comparte el día a día con otros profesionales. Y esto, también, es algo muy valorado por los empleados.
El coworking: también para las grandes empresas
Aunque es un fenómeno que surge desde las microempresas, también se extiende a las grandes a través del coworking corporativo. Las compañías, conscientes del cambio que han sufrido los modelos de trabajo, optan cada vez más por compartir espacio con emprendedores o startups. Este modelo mixto genera nuevas formas de trabajo, sinergias y competitividad sin que ello afecte a la privacidad de la empresa.
“Los espacios de trabajo flexibles representan un tipo de oficina que va mucho más allá de los centros para ‘startaperos’. En este negocio se da una respuesta completamente personalizada para las necesidades de pymes o grandes compañías cotizadas”, comenta Óscar García.
En definitiva, el coworking llega para reinventar el modelo clásico y cubrir una necesidad del siglo XXI. Los datos publicados por la consultora Emergent Research así lo demuestran: en el año 2007 tan solo había 14 espacios compartidos en todo el mundo, para 2022 serán más de 30.400 espacios. En Londres, por ejemplo, el 8% de las oficinas son ya espacios flexibles. En Barcelona y Madrid todavía estamos en el 2,2% y 1,6% respectivamente, aunque esto demuestra que todavía queda mucho margen de crecimiento.
Por todo esto, hoy en día, asentarse en un coworking en Madrid o en un coworking en Barcelona, puede convertirse en el revulsivo que tu empresa necesita para brillar y adoptar los modelos de trabajo del siglo XXI.
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