Una vez se tiene clara la idea de negocio y ha sido analizada detenidamente, el siguiente paso es obtener los tipos de créditos necesarios para lanzarse al mundo empresarial. Tradicionalmente, las entidades financieras son las principales fuentes de financiación para start-ups, pequeñas y medianas empresas en nuestro país. Y dentro de estas existen diferentes tipos de créditos o prestamos para poder hacer realidad tu idea de negocio.
Antes de ir al banco, asegúrate de que tu proyecto es viable, que cuentas con un aval de pago y que te encuentras en una situación de solvencia. De lo contrario, no lograrás cumplir con los requisitos que se exigen para la concesión de un crédito. Después, lleva los deberes hechos e infórmate sobre los diferentes tipos de productos que te pueden ofrecer en el banco para llevar a cabo tu idea de negocio. Presta atención a esta información creada por First sobre créditos de financiación para emprendedores, la elección de uno u otro dependerá del tipo de empresa que quieras implantar.
1. Microcrédito
Ideal para: startups y recomendado para personas con pocos recursos económicos.
2. Crédito microempresa
Ideal para: trabajadores independientes y recomendado para empresas que buscan financiar capital de trabajo o invertir en el negocio.
3. Crédito simple
Ideal para: empresas del sector comercio, industria o servicios y recomendado para la compra de activos fijos o para aumentar la producción del negocio.
4. Crédito refaccionario
Ideal para: empresas del sector industrial y recomendado para adquirir maquinaria o equipo considerados bienes de activo fijo o bienes de capital.
5. Crédito de habilitación y avío
Ideal para: cualquier empresa y recomendado para invertir en elementos que contribuyan al fomento de la producción de la empresa.
6. Crédito hipotecario
Ideal para: cualquier empresa y recomendado para la adquisición de bienes inmuebles para un negocio.
7. Crédito comercial
Ideal para: cualquier empresa y recomendado para la adquisición de bienes, el pago de servicio de la empresa o refinanciar deudas existentes.
Para desarrollar tu idea de negocio, necesitarás seguramente financiación extra. Es una buena práctica para negocios pequeños el valora cuáles son tus necesidades y solicita en tu banco un crédito que te permita empezar a hacer realidad tus sueños. Trata de tener paciencia: el acceso a medios de financiación por parte de autónomos no siempre es fácil. Los bancos son muy cuidadosos y analizan todos los riesgos posibles teniendo en cuenta muchas variables: garantías personales, estabilidad laboral… Y, por desgracia, el trabajador autónomo es un individuo que presenta cierta inseguridad económica para estas instituciones. Además de créditos bancarios, puedes intentar encontrar financiación en otras fuentes. Algunas de las más frecuentes son:
8. Subvención pública
El difícil de conseguir y la cantidad de dinero que se puede obtener es limitada; sin embargo, es otra opción a considerar. Su principal ventaja es que no tiene obligación de reembolso.
9. Préstamos de familiares y amigos
Las personas más próximas a ti pueden convertirse en inversores de tu idea de negocio. La principal ventaja es que su préstamo no tendrá comisiones, no requiere justificaciones y la devolución es flexible. Sin embargo, como aspecto negativo, la cuantía a la que puedas acceder será seguramente limitada.
10. Business angels
Con este nombre hablamos de inversores privados que aportan su propio capital, experiencias y contactos para que el proyecto sea exitoso. Sus conocimientos resultan realmente útiles e interesantes, aunque puede ocurrir que a veces intervengan más de lo que te gustaría. Por otro lado, has de contar con una gran idea de negocio para que un business angel quiera invertir en él.
11. Capital de riesgo
Son entidades que participan en el capital de empresas que no cotizan en bolsa y se configuran como la segunda opción más popular de financiación después de los bancos. Los inversores son solventes y ofrecen muchas garantías legales, pero lo cierto es que son muy exigentes.
12. Crowdfunding
Con este método el proyecto se financia a través de la aportación de micromecenas que invierten una cantidad a cambio, normalmente, de un incentivo (entrega de material, merchandising, reconocimiento…). Esto se hace a través de internet en plataformas adaptadas para ello. Su principal inconveniente es que la financiación es discontinua y difícil de prever.
13. Préstamo participativo
El prestamista participa en los beneficios de la empresa. Es decir, si hay buenos resultados, el inversor ganará más. La ventaja es que la financiación es flexible y se puede devolver en cómodas cuotas. ¿Lo malo? Es que los beneficios, de haberlos, irán a parar a manos de otros. Como ves, existen diferentes métodos para obtener el capital que necesitas para llevar a cabo tu proyecto. Reúne toda la información necesaria, haz tu plan de viabilidad, elige el método de financiación y los tipos de créditos que más te conviene y demuestra que estás preparado para triunfar con tu idea de negocio.
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